viernes, 16 de marzo de 2007
Hogar Hermano Pedro - 10-30-2004
El grupo de voluntarios esta ansioso de comenzar la actividad, todos estaban muy emocionados en dar amor a los niños especiales.
Se llevó un refrigerio completo: tamales de pollo y refresco natural.
Cada uno de los voluntarios se ocupó de atender personalmente a cada uno de los niños, quienes debido a sus limitaciones físicas, no podían comer solos.
Uno de los momentos más hermosos es compartir con los más pequeñitos, los voluntarios tuvieron la oportunidad de cargarlos, jugar con ellos y darles mucho amor.
No podían faltar las tan esperadas piñatas y los juegos, que alegraron la tarde.
Hasta clases de futbol recibieron!
El mejor regalo y la mayor recompensa es esta: la sonrisa sincera y agradecida de los niños.
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